domingo, 13 de enero de 2013

Oda al diccionario

LOMO de buey, pesado 
cargador, sistemático 
libro espeso: 
de joven 
te ignore, me vistió 
la suficiencia 
y me creí repleto, 
y orondo como un 
melancólico sapo 
dictaminé: "Recibo 
las palabras 
directamente 
del Sinaí bramante. 
Reduciré 
las formas a la alquimia. 
Soy mago".

El gran mago callaba.

Pero un día, 
después de haberlo usado 
y desusado, 
después 
de declararlo 
inútil y anacrónico camello, 
cuando por largos meses, sin protesta, 
me sirvió de sillón 
y de almohada, 
se rebeló y plantándose 
en mi puerta 
creció, movió sus hojas 
y sus nidos, 
movió la elevación de su follaje: 
árbol 
era, 
natural, 
generoso 
manzano, manzanar o manzanero, 
y las palabras, 
brillaban en su copa inagotable, 
opacas o sonoras 
fecundas en la fronda del lenguaje, 
cargadas de verdad y de sonido.

                                                Oda al diccionario (fragmento)
                                                Pablo Neruda.

Para leer poema completo: Oda al diccionario

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